El equipo personal del espeleólogo Una de las cosas que debemos ir procurando es hacernos con un equipo personal propio, que cada uno de nosotros debiéramos tener a la hora de descender a una cavidad. Los elementos más importantes serán: Ropa interior: Es importante tener en cuenta a la hora de estudiar la cavidad a recorrer, la profundidad que tiene y la presencia o no en ella de aguas subterráneas. Según aumentan los factores de profundidad y humedad, baja la temperatura. De la misma manera, hemos de contar, también, con la temperatura ambiente, ya que las corrientes de aire que encontremos van a traernos aire, en ocasiones, del exterior. Si esta temperatura es baja, podemos hacernos una idea del frío que podemos pasar. Si se preven temperaturas bajas, hay que ir provistos de monos de forro polar. Su grosor vendrá determinado por lo fría que se prevea la cavidad. No obstante, lo normal es que se adquiera uno de tipo medio, con el que podremos hacer frente a la mayoría de las cavidades. Mono exterior: Para alguien que esté empezando y no se meta en cavidades demasiado profundas, quizás lo más recomendable sea un mono de tergal hasta que vea si esto de la espeleología le gusta y le merece la pena gastarse algo más de dinero. En todo caso, es importante que el mono sea de una sola pieza, ya que así evitaremos que se nos queden los riñones o la espalda al aire cuando menos lo necesitamos, como en rápeles, o pasos en los que haya que reptar. Aunque no nos adentremos en cavidades activas, generalmente, es fácil que encontremos charcos en el suelo, zonas embarradas o lluvia a la salida de un pozo. Cuando menos falta hace, todos estos factores se dan juntos, y es muy difícil pensar bien un paso o una instalación con seguridad si a la vez nos castañean los dientes entre tiritones de frío. Lo más usual es hacerse con un mono de cordura, material resistente a la abrasión y que aporta algo de impermeabilidad. Este unido al mono interior de forro polar nos dará bastante cobertura. Si tenemos intención de hacer espeleo en cavidades donde hay mucho agua por ejemplo en pozos, será mejor hacernos con un mono impermeable por ejemplo de PVC. Casco: La función del casco es primordial para varias cosas. En primer lugar, porque nos posibilita llevar en él la iluminación. Esta conviene que sea doble, es decir, que lleve lámpara de acetileno e iluminación eléctrica; En segundo lugar, el casco nos protege de golpes en la progresión de la actividad; y sobre todo nos evita mayores desgracias si nos cae un piedra desde lo alto, lo cual es fácil que ocurra si hay algún compañero que está progresando por encima de nosotros. Iluminación y Carburero: Normalmente, la principal fuente de luz nos va a venir de la combustión del agua con piedras de carburo que forman un gas llamado acetileno. Este gas no es tóxico, aunque si es muy abundante puede provocar somnolencia. Los carbureros que utilizamos nosotros son de dos clases:
Para preparar el carburero no hay más que poner en el depósito inferior una carga de carburo acorde con el tiempo que se piense estar en la cavidad y cubrirla con un estropajo para impedir que se obstruya el conducto de bajada del agua. Se rellena el depósito del agua, se aprietan las abrazaderas para disminuir la perdida de acetileno y ya está. También cada uno, en su saca, debiera llevar una bolsa estanca con carburo para reponer (aunque pensemos que no nos va a hacer falta. Si tuviésemos un percance y tuviésemos que alargar la permanencia en la cavidad, lo pasaríamos muy mal sin iluminación. Además el carburero y la llama son dos fuentes de calor que pueden venirnos bien en un momento de apuro). Esta bolsa estanca, llamada también morcilla de carburo, es importante que no deje entrar ni agua ni humedad y que sea resistente. Puede construirse con una cámara vieja de coche. Es muy importante, también, que tengamos, a parte del carburo, otra fuente de iluminación, a ser posible eléctrica (también se podría llevar otro candil de carburo, pero no nos solucionaría la falta de piedras y además aumenta el peso del petate). En algunos cascos, va incorporado un frontal. El pequeño problema que tiene es que el casco te sale por unos 150 E (25.000) pts... En todo caso, sería conveniente que en el equipo personal todos llevasen un frontal, por si hiciera falta. Una solución práctica a este tema es posible si tienes un casco sólo con luz de acetileno o de escalada. Pezlt ha sacado al mercado unos frontales con led que no son muy caros (unos 30 E, o sea, 5.000 pts) y que dan muy buena luz en la cavidad. Si la de acetileno de tu casco no tiene encendido con piezoeléctrico, descubrirás que este es también un elemento que es preferible tener incorporado. Con un pequeño taladro puedes montarte tú solo la instalación, que, si ya tienes el casco, te saldrá en total por unos 72 E (12.000 pts). Botas: Lo de las botas no deja de ser un problema que habría que adecuar a cada una de las cavidades y de la actividades a realizar. Pueden ser de goma, de media caña, para poder andar por zonas inundadas o de mucho barro; o unas botas de sierra de los distintos modelos que existen y que no requieren más que la impermeabilidad. Las botas de pocero no valen más de 12 E (2000 pts). Las de goma son incómodas para realizar largas travesías por sitios secos, porque no dejan transpirar el pie. Las de montaña no sirven para andar por zonas inundadas, pero en zonas con barro, combinadas con unos guetres, cumplen perfectamente su función.
Cabo de seguro: El cabo de seguro debe ser, también, una cuerda dinámica de al menos 9 mm. que lleva un nudo de nueve con seno en cada extremo. Uno se sujeta al maillón y el otro lleva un mosquetón de seguridad. Su longitud debe permitirnos subir convenientemente el bloqueante del que colgamos en el ascenso por cuerdas, de manera que habrá de tener entre 50 y 75 cm. como mínimo y 1 m. como máximo, contando con el mosquetón. En todo caso, debe permitir que lleguemos con la mano si estamos suspendidos de él. Mosquetones: Incluyendo los que ya hemos descrito, maillón para el arnés, dos mosquetones curvos para los cabos de anclaje y uno de seguridad para el cabo de seguro, necesitaremos, además, un mosquetón de seguridad para el descendedor, otro plano sin seguro de acero para el freno del descendedor, uno pequeño para el estribo y otro también pequeño para la saca. Siempre será bueno llevar alguno de más. Cordinos: Para poder hacer cada cual aquellas cosas que sean necesario, necesitaremos al menos tres cordinos de unos 75 centímetros cada uno.
Autobloqueantes mecánicos: En la medida en que podamos gastarnos algo de dinero, es muy conveniente que nos hagamos con un puño y un croll. Su manejo no es complicado y ahorran mucho tiempo, sobre todo en los pasos de fraccionamientos. Con ellos, además, podemos asegurarnos con rapidez en situaciones un poco comprometidas.
Descendedor: Evidentemente el descendedor más económico es el Ocho. Sin embargo, de nuevo aparece la cuestión económica, si es posible conviene tener un descendedor debido a que el ocho riza en exceso la cuerda y después de varios espeleólogos bajando con él, a la hora de subir te puedes encontrar en cada fraccionamiento con un verdadero ovillo de cuerdas. Existen dos tipos de descendedor, el simple y el Stop:
Las diferencias entre ambos no son grandes. Se supone que con el stop, cuando se deja de presionar la palanca, el descendedor se queda bloqueado e impide el descenso, pero eso no es algo de excesiva exactitud y conviene colocarle una llave de bloqueo en las paradas. Una vez colocados todos los aparatos (aunque en el dibujo no aparece el descendedor), el equipamiento para verticales quedaría de la siguiente manera: Guantes: Es conveniente llevarlos siempre. Se pueden utilizar los típicos de jardinería o adquirir en alguna tienda de Seguridad en el Trabajo un modelo que es más impermeable. El problema de los guantes es que para determinadas maniobras es preciso quitárselos. Manta térmica: Aunque pueda parecer una tontería, puede salvarnos bien de un mal momento porque mantiene el calor corporal. Todos los manuales dicen que es inexcusable no llevarla. Hay de dos tipos: ligeras y reforzadas. Su diferencia consiste en que la reforzada aguanta más usos, y la ligera sólo uno (esto influye, cómo no, en el precio). Se puede llevar, tranquilamente, en el fondo de la saca. Cantimplora: Contra las viejas tendencias que suponían que en una actividad deportiva no era conveniente beber, aduciendo que cuanto más se bebiera más sed se tendría y más se sudaría, la medicina deportiva ha demostrado que es importante mantener altos los grados de hidratación del organismo, de forma que sería conveniente beber de manera periódica incluso aunque no se tenga sed. No hacerlo así supone un riesgo de deshidratación. Con pérdidas de entre un 1-2% de agua aparece la sensación de sed y el rendimiento físico disminuye en torno al 20-30%; si nos acercamos a una pérdida del 5% se acentúa la sensación de sed y aparece un malestar general, reduciendo el rendimiento al 50%; por encima de una disminución del 6% el individuo no puede valerse por sí mismo y aparecen dolor de cabeza, náuseas, falta de coordinación, incapacidad motora, alteraciones psíquicas; si se supera una disminución del 10% se puede originar la muerte. Teniendo todo esto en cuenta, lo mejor será no quedarnos nunca cortos de agua, para lo que es preciso que cada uno lleve un mínimo de uno o dos litros en exploraciones cortas. En casos de mayor tiempo en el interior de la cavidad, ya veríamos cómo llevamos o conseguimos más agua.
La saca conviene que sea de un material impermeable, resistente a la abrasión y al desgarro. Mejor que no tenga bolsillos para evitar desgarrones. Debe tener dos tirantes para colgarla a la espalda y un asa corta para poder avanzar con comodidad cuando vayamos en cuclillas, de rodillas, arrastras o simplemente agachados y no nos quepa en la espalda. También es preciso que tenga un cordino atado a una hebilla para poder colgarla para el transporte en descensos y ascensos por cuerda. Arrastrar una o varias sacas puede resultar un trabajo extenuante. Si a esto le añadimos un transporte inadecuado y una mala distribución de la carga, el resultado puede ser un fracaso total de la expedición. Por eso es importante tener en cuenta lo siguientes aspectos:
Navaja: Llevar una navaja a mano puede ser vital en caso de complicación. Si la situación de una cuerda puede hacernos correr un peligro serio, es mejor cortarla y perder el material (cortar un cabo de anclaje que nos esté bloqueando, el cordino de la saca si esta se ha enganchado y nos desequilibra, un nudo bloqueante que nos pone en una situación difícil...). Ni que decir tiene que no hay que emplearla salvo cuando sea imposible solucionar el asunto de otra forma y teniendo siempre presente que es importante medir bien las consecuencias de lo que vamos a cortar, no sea que cortemos la cuerda que no sea y el remedio sea peor que la enfermedad. Ropa de abrigo: Al estudiar la cavidad, veremos si es posible hacer una travesía, es decir, entrar por un lado y salir por otro, como en el Reguerillo. Aunque hayamos dejado el coche cerca de la entrada, es posible que esté lejos de la salida. En todo caso, habrá que tener en cuenta que debemos abrigarnos hasta que entremos en la cavidad y sobre todo al salir de ella, así como proveernos de capas de agua si hay posibilidad de que nos llueva en los desplazamientos.
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