Otras actividades realizadas en la zona

A parte de las actividades realizadas en cavidades, hemos realizado también otras generalmente asociadas al rescate de material arqueológico en lugares inaccesibles donde sólo era posible llegar con técnicas de cuerda.

Enterramientos de Sinuno

Una de las características de los enterramientos chachapoyas es que se pueden encontrar en lugares inaccesibles a muchos metros de altura y a los que aún no sabemos cómo llegaron los que colocaron allí los fardos funerarios. Uno de esos lugares de enterramiento está ubicado cerca de Leymebamba en el lugar conocido como Sinuno (X: 190940,3; Y: 9255158,0; Z: 2.325 m.).

La pared rocosa presentaba hasta cinco lugares diferentes de enterramiento a unos 29 m. del suelo los lugares 1 y 2, a unos 22 el 3, a unos 20 el 4 y a unos 15 el 5.

El día 10 de Septiembre de 2007 nos dirigimos a pie desde el Museo de Leymebamba hacia el cauce del río Atuén donde se encuentra Sinuno. Visto el lugar, decidimos trepar por una quebrada que se abre a nuestra derecha con el fin de llegar hasta una altura superior al lugar en el que nos queda el Sitio 1. Para la instalación se organiza un equipo de tres espeleólogos apoyados por otro más y dos arrieros que ayudarán a subir el material. Una vez llegados al lugar se inicia la instalación de un pasamanos sobre una zona totalmente repleta de vegetación que nos llevará hasta la frontal de caliza donde se abre la vertical. El resto del equipo se dedicará a organizar el tema de la fotografía y a estudiar la manera de obtener referencias con las que poder sacar después los datos de las distancias.

Cuadro de texto:

Damos por concluida la actividad del día al caer la noche, ya que es peligroso destrepar en la oscuridad por la quebrada tan repleta de vegetación. Dado que el 11 de Septiembre viajamos a Lamud para topografiar la Cueva de Quiocta, retomamos los trabajos el día 12. Un equipo de instalación compuesto por dos espeleólogos retoma la instalación donde se había dejado y se inicia el descenso de la vertical. Se fracciona en una primera repisa desde donde se accede por un pasamanos a los Sitios 1 y 2. Descendiendo en vertical y desplazándose en péndulo hacia la izquierda, se alcanza el Sitio 3, donde se vuelve a fraccionar. Una nueva vertical nos lleva hasta el suelo. Hemos dejado el Sitio 4 a nuestra derecha y el 5 a la izquierda. Decidimos dar por concluida la jornada y nos retiramos antes de que falte la luz. El día 13 se asciende por cuerda desde el suelo y se alcanza el Sitio 5 mediante un péndulo. Desde la orilla opuesta del río Atuén se va siguiendo la progresión con un teleobjetivo para ayudar a la realización de las tareas por comunicación de radio.

En el primero de los enterramientos explorados comenzando desde abajo, el Sitio 5, había un hueco de aproximadamente 1 metro cuadrado, con tierra y aparentemente nada más, pero al excavar aparecieron huesos, algunos quemados, y otros que presentaban signos de haber sido descarnados. Había también un palo que se veía claramente que había sido colocado en un orificio en la roca y sujeto con piedras, y un loro muerto.

Cuadro de texto:

Los muchos excrementos de loro nos hacen pensar que el lugar ha sido permanentemente utilizado como nido por estas aves, responsables más que probables de su deterioro. Una vez visto su contenido, se procede a instalar una cuerda auxiliar que sirva para bajar los cubos con los restos hasta el suelo.

En esos momentos comienza a caer un gran aguacero y descubrimos la habilidad de los Chachapoyas para colocar a sus difuntos en lugares donde no llega la lluvia. En ninguno de los enterramientos cayó agua, y los compañeros que se encontraban en la pared fueron los únicos que no se mojaron.

Desde el Sitio 5 se realizó un ascenso hasta el Sitio 3. En este había dentro, a la derecha, una construcción, pero ya derruida en gran parte, y las piedras estaban en el suelo. Había también muchísimos restos de animales (loros, las cacas eran muy grandes), y una colonia de murciélagos en la parte izquierda. El hueco era muy grande. Se subió a la chullpa y no se vio nada de especial interés, pero tampoco se excavó porque no era seguro ni había tiempo. En el suelo, aparte de las piedras, había huesos que también recogimos y que presumiblemente habían caído de la chullpa...

Desde el Sitio 3 se instaló una cuerda auxiliar con la que descender hasta el Sitio 4. En principio podría ser el que menos interés de todos presentase ya que se encontraba recubierto de pajas y palos sin que se pudiese apreciar ningún otro dato de interés. Pero sin embargo el Sitio, a parte de una figura amorfa pintada en la pared, ofrece un elemento que le hace cobrar importancia a la luz del análisis de la Barreta realizado por el Proyecto Ukhupacha en Kuelap. Allí habían descubierto que este objeto tenía 'connotaciones sagradas para las gentes del lugar, tal y como pudimos comprobar en nuestras conversaciones con ellos, incluso nos decían que tenía propiedades mágicas y que estaba construido con oro' (Informe Anual del Proyecto Ukhupacha del año 2007). Sin embargo, la Barreta resultó no ser sino un tronco de madera clavado en una grieta de la pared y sujeto a esta mediante cuñas de piedra: exactamente igual que el de Sinuno, si bien este se encuentra más deteriorado y tiene una longitud mucho menor que los 2,80 m. que mide la Barreta.

Madero en el S4 de Sinuno

La Barreta, en Kuelap.

La relavancia que entendemos puede llegar a tener esto, no nos corresponde a nosotros cuantificarla. Pero al menos sí que podríamos decir que nos encontramos ante un patrón de construcción que presumiblemente se utilizaba en todo el territorio Chachapoyas. ¿Se trata de anclajes en la pared que aseguraban andamios por los que acceder a los sitios que ahora resultan inaccesibles?. El Sitio 2 de Sinuno está a 20 m. del suelo, y la Barreta, según informa el proyecto Ukhupacha, a 50. ¿Apuntan estos vestigios a un sistema de andamiajes?. Nosotros no tenemos respuesta para esto ni nos corresponde darla. Pero el tema es interesante.

Madero en S5
Madero en S3

No obstante, podría tratarse también de maneras de construcción que hubiesen sostenido algún tipo de repisa. De hecho, en el Sitio 5 y en el Sitio 3 se encontraron otros troncos también 'clavados' en la roca con las mismas técnicas. Sabemos que estas técnicas de construcción han sido utilizadas, por ejemplo en las chullpas de la Laguna de los Cóndores y por tanto no tienen necesariamente por qué estar orientadas a ser parte de un andamiaje. Podría tratarse de otros elementos de construcción.

Anclajes de madera en LC1. Laguna de los Cóndores

Cuadro de texto:

El Sitio 2 presentaba una gran repisa construida con troncos y pajas, de unas dimensiones considerables que hacían suponer que podía ser un yacimiento rico en restos. Pero no se encontró en ella ningún tipo de resto. Sólo las construcciones y una gran pintura informe en su centro.

El Sitio 1 tampoco poseía ningún tipo de resto más allá de una piedra grande pulida que recuperamos para llevarla al Museo. Sin embargo, era el lugar donde pudimos encontrar más pinturas. Estas no tenían rasgos definidos que pudiesen suponer figuras concretas.

Desde el punto de vista técnico de la progresión, hemos de señalar y agradecer la posibilidad de realizar la instalación con los Tornillos Multi-Monti de la marca Heco. Estos tornillos tienen una métrica de 7,5 mm. Con una broca de 6 mm. se hace el agujero en la pared y el tornillo se rosca directamente sobre la roca. Esto supone que no hay que golpearla como cuando colocamos un spit, y por lo tanto el contorno sufre mucho menos. Teniendo en cuenta la mala calidad de la roca en la que se hizo la instalación, esto suponía una gran ventaja. Además, desde el punto de vista arqueológico supone un menor impacto en el contexto, ya que una vez extraido el tornillo al retirar la instalación sólo deja un pequeño orificio casi imperceptible.


Acceso por la quebrada hasta el pasamanos

Cauce chachapoyas del río Atuén

Nati instalando la vertical

 

Recuperación de momias en la Laguna de los Cóndores.

El día 15 de Septiembre nos dirigimos a la Laguna de los Cóndores. No era la primera vez que habíamos estado allí, ya que en las expediciones del 2003 y del 2005 habíamos visitado el lugar por la importancia que este tiene desde el punto de vista global de nuestra presencia en Leymebamba. La jornada de acceso fue especialmente dura por la cantidad de agua que nos sobrevino encima. Un aguacero inenarrable nos hostigó desde La Fila hasta el chamizo del señor Ullilén que nos serviría de refugio.

En un principio estaba previsto que nuestra estancia en la Laguna fuese más larga. El campamento se habría colocado en la parte occidental de la misma y eso nos supondría poder acceder a los sitios arqueológicos más rápidamente y con mucho menos esfuerzo. Pero el señor Ullilén no nos facilitó las cosas, y eso unido a algún malentendido con las autoridades hizo que pensásemos incluso en no ir hasta allí. No obstante, animados por las autoridades a no dejar pasar la oportunidad, invertimos cuatro días en intentar hacer un trabajo que se había planteado para quince. Teniendo en cuenta que se tarda una jornada entera para la ida y otra para la vuelta, el trabajo se redujo a dos días.

La Laguna presenta un gran interés en cuanto a la arqueología se refiere. Allí en el lugar LC 1 es donde se hallaron las momias que hoy reposan en el Museo de Leymebamba y que ha dado fama internacional a esta cultura. Y a parte del LC1 se han encontrado otros numerosos lugares donde hay enterramientos, en sitios inaccesibles, que afortunadamente los huaqueros no han podido disturbar. Es por eso que se nos pedía que con nuestras técnicas de vertical recuperásemos esos yacimientos. Dado que disponíamos de mucho menos tiempo que el que inicialmente habíamos previsto, los arqueólogos determinaron que sólo rescataríamos los restos del LC5.

Cuadro de texto:

El día 16 de Septiembre nos dividimos en dos equipos. El primero de ellos estaría formado por cuatro espeleólogos y tres arrieros que tendrían la misión de equipar la vertical del LC5. El segundo de ellos, formado por los otros cuatro espeleólogos y los dos arqueólogos se quedarían en la cuerda del cerro de la parte oriental de la Laguna con el fin de prospectar los acantilados en busca de más lugares intactos de enterramiento utilizando para ello el teleobjetivo. El resto de los arrieros marcharía a pescar a la Laguna con el fin de obtener la cena.

El equipo 1 se traslado desde el refugio de Ullilén hasta el LC1. Para llegar hasta allí se emplearon cerca de dos horas de caminata por en medio de la selva tropical. Las lluvias del día anterior hacían que todo estuviese muy embarrado, resbaladizo y empapado, lo cual dificultaba sobremanera el avance hasta el lugar. Una vez llegados al LC1 teníamos que continuar más o menos a la misma altura unos doscientos metros más para acceder al LC5. El camino atravesaba una cascada de agua que era necesario pasar por debajo, con el riesgo de resbalar en una zona delicada. Así llegamos hasta el yacimiento.

Cuadro de texto:

La ubicación del LC5 presenta una altura considerable en relación con la superficie de la Laguna: aproximadamente unos 150 m. Desde la repisa por la que pudimos realizar el acceso teníamos demasiadas panzas en la roca como para pretender atacarlo directamente así que decidimos realizar una escalada artificial por una grieta situada a la derecha recubierta de vegetación. Por ella llegamos hasta la altura del yacimiento. Y hasta ahí llegamos este primer día de trabajo.

Mientras tanto, el equipo 2 estudia las paredes de la Laguna encontrando algunos lugares intactos y de difícil acceso que no señalamos para evitar posibles huaqueos. Se fotografían y se dejan reflejados para otras posibles expediciones a la zona.

Al día siguiente, el 17 de Septiembre, volvemos a dividirnos en dos equipos: el equipo 1 se compone ahora de cinco espeleólogos, una arqueóloga y cuatro arrieros que tendrán la misión de llegar hasta el yacimiento y recuperar los restos. El equipo 2 se compone de tres espeleólogos y un arqueólogo que se mantienen en la ladera oriental con el fin de guiar a sus compañeros mediante el teleobjetivo y la comunicación por radio en vista de lo útil que había resultado esta técnica en Sinuno.

El equipo 1 destaca dos espeleólogos que acceden hasta el lugar donde se había dejado la instalación el día anterior y la continúan con un pasamanos hasta el yacimiento. En él se encuentra una tarima construida con maderas en cuya superficie podían observarse algunos fardos funerarios aún por determinar. En la parte superior de la repisa se presenta una construcción de piedras que da lugar a otra de más pequeñas dimensiones, así como pinturas en la roca.

Cuadro de texto:

Llegando hasta el yacimiento y siguiendo las precisas órdenes de la arqueóloga mediante la radio, se procede a empaquetar todo lo que está al alcance. En realidad se trata de cuatro momias, algunas mejor conservada que otras. Una laja de piedra de la pared se había desprendido y tapado dos de ellas, lo que ha hecho que su preservación haya sido exquisita. Las otras dos presentan un mayor deterioro. Junto con las momias, se encuentran también dos mates y una vasija de cerámica. Uno de los mates está muy bellamente decorado.Mientras tanto, el resto del equipo 1 prepara lo necesario para la instalación de una tirolina por la que se van a descender los restos. Una vez que estos han sido escrupulosamente envueltos y protegidos según ha ido señalando la arqueóloga, se procede a descolgarlos y a habilitarlos para el trasporte. Poco a poco las horas iban pasando y lo meticuloso de la tarea hacía que no se pudiese ir más deprisa. Se decide por tanto abandonar la idea de acceder hasta el yacimiento que se encuentra a tan sólo dos metros del lugar donde se encuentra el equipo 1 porque hay que instalar cuerda para poder hacerlo dada la fragilidad no sólo de la roca sino del conjunto arqueológico. Se fotografía la parte superior alargando los brazos y en las fotografías posteriores descubrimos que se han quedado allí una momia intacta, un conjunto de huesos y un mate igual que el que hemos rescatado en la parte inferior del yacimiento. La rabia nos consume pero no podemos hacer nada. Según avanza el tiempo, la situación se hace cada vez más complicada, ya que hay que salir cuanto antes del yacimiento para poder realizar un retorno seguro por las laderas del cerro antes de que se vaya la luz. No fue tan sencillo y de hecho la noche cayó encima cuando aún no se había cruzado el desaguadero de la Laguna, el cual se realiza pasando sobre un par de troncos colocados a tal efecto. La frustración reina, pero hay que anteponer la seguridad a la riqueza del yacimiento. Lo peor es que al día siguiente volvemos para Leymebamba y ya no podemos regresar al LC5. Los restos son trasladados al Mueso de Leymebamba para su estudio y conservación. Descubrimos que una de las momias tiene una curiosa mancha de cobre en uno de sus dientes, sin que sepamos si se trata de una contaminación con algún objeto que tuviese de adorno.

Cuadro de texto:

En cuanto a las pinturas que había en lugar, señalar que son más esquemáticas, si cabe, que las halladas en el Abrigo de San Agustín. Allí los cuerpos representados estaban más rellenados y hacían figurar los vestidos. De la misma forma, los personajes mostraban tocados de plumas. Las pinturas del LC5 son mucho más simples y no contienen ningún adorno.



Miguel instalando la vertical

Esteban Agustín y Nico preparando la tirolina

Esteban Agustín y Nico recibiendo una de las momias

Prospección de la Petaca y Diablo Wasi.

Los días 22 y 23 de Agosto de 2009 estuvimos en La Petaca y Diablo Wasi. Se trata de nuevo, de enterramientos colocados en altura y de estudiar la viabilidad de hacer un proyecto de recuperación y restauración de estructuras. De camino a Diablo Wasi encontramos también el poblado chachapoyas de La Bóveda, donde descubrimos la presencia de una gran torca interesante para explorar y que debe actuar como un gran sumidero.

Cuadro de texto:      Estructuras en Diablo Wasi

El día 22 por la tarde estudiamos Diablo Wasi y el 23 por la Mañana La Petaca. La grandeza de ambos lugares es descomunal. Se trata de farallones, de unos 200 metros en el caso de Diablo Wasi y de unos 100 metros en La Petaca que están totalmente llenos de estructuras funerarias construidas en ocasiones en abrigos ubicados en juntas de estratos o sobre maderas incrustadas en las grietas de la pared y que no entendemos cómo no se han caído todavía.

Cuadro de texto:      Farallón de la Petaca

 

Los Sarcófagos de San Gerónimo.

En las previsiones para los trabajos a realizar por el Grupo EspeleoKandil en el territorio Chachapoyas en 2011, como ya se ha comentado en la introducción, no se contemplaba el trabajo de exploración en San Gerónimo dado que hasta ese momento era absolutamente desconocido el potencial arqueológico que esta pequeña localidad escondía.

El día 28 de Agosto, la Doctora Sonia Guillén recibe un comunicado de Kina Regards y Agneta Blom comunicándole la aparición de un lugar arqueológico intacto ubicado en la localidad de San Gerónimo, al suroeste de Pedro Ruiz. Al parecer, en 1998, un profesor de la escuela de educación primaria ubicada en la población, Miuller Villar Sánchez, había descubierto por casualidad un rico yacimiento en el que se encontraban varios sarcófagos de la época Chachapoyas. En realidad, algunos años antes, el propietario de la chacra en la que se ubica el yacimiento, Francisco Ventura Ascencio, ya había visto los sarcófagos, aunque no comunicó nada a nadie al no darle mayor importancia. Tampoco el profesor Miuller Villar informó de lo descubierto hasta este año de 2011, cuando puso el hallazgo en conocimiento de las autoridades de San Gerónimo y del Gobierno Provincial de Chachapoyas.

Las autoridades locales pusieron también el hallazgo en conocimiento de Kina Regards y Agneta Blom, responsables de Tito & Sofía, una organización que nace tras el accidente de avión que ocurrió en la zona y en el que los comuneros de la comunidad campesina de San Gerónimo colaboraron con la recogida de los restos del siniestro. En agradecimiento, Nicolás Dubois, hermano de uno de los fallecidos, fundó esta organización que tiene como fin colaborar con el desarrollo del conjunto de los pobladores locales de San Gerónimo. Como agente local de Tito & Sofía, trabaja con la comunidad Annie Lisser Araujo, quien también se puso en contacto con la doctora Guillén.

La organización solicita al Centro Mallqui que colabore con perspectivas de conservación y explotación turística del hallazgo dado el conocimiento que tiene de estas situaciones tras el rescate de las momias de la Laguna de los Cóndores en Leymebamba.

Por otra parte, el Director Regional de Cultura de Amazonas, José Santos Trauco, dispuso que fuese el arqueólogo Manuel Malaver quien se encargara del registro del sitio como autoridad del ministerio de Cultura en la Región. Así mismo, las autoridades acceden al lugar y desbrozan la vegetación que invadía el yacimiento.

En las primeras fotos del lugar se aprecia que la vegetación ha salvaguardado los sarcófagos durante siglos y parece que el yacimiento podría estar intacto. También se señala que el acceso sólo puede realizarse con cuerdas, por lo que Mallqui ofrece nuestros servicios como especialistas para que colaboremos en los trabajos de acceso, registro y documentación fotográfica y fílmica del sitio.

Cuadro de texto:

El día 31 de Agosto, en Chachapoyas, tiene lugar una reunión entre la doctora Guillén, los representantes de la Comunidad Campesina de San Gerónimo, Annie Lisser Araujo, Alfredo Narváez y Leonardo Rojas para coordinar las posibles acciones en relación con el hallazgo. Se pone en conocimiento del hecho a Teresa Barrera, del Proyecto Sierra Norte y a Jonas Kliesow, consultor de Dircetur en Chachapoyas. Convienen que nuestra presencia es interesante para poder facilitar el acceso al lugar del yacimiento.

De esta forma, el día 8 nos dirigimos a San Gerónimo donde somos hospedados en la casa del Organización Tito & Sofía. Como miembros adscritos al Centro Mallqui estamos todos los componentes del Grupo EspeleoKandil que nos hemos desplazado a Leymebamba y además Emperatriz Alvarado Vargas, responsable de Relaciones Interinstitucionales del Centro Mallqui, Jabier Farje Alvarado como responsable de Logística, Sinesio Garro Gutiérrez, Mardin Aguilar Román y Eistein Jáuregui Trauco. A la noche, el Alcalde de la municipalidad y el Teniente Gobernador nos visitan y nos comunican que al día siguiente en una asamblea de los comuneros se decidirá qué posibilidades de trabajo tenemos y para qué acciones se nos permite entrar en el yacimiento. A dicha asamblea, asistirán también José Santos Trauco y Manuel Malaver por el ministerio de Cultura y el Gobierno Regional de Chachapoyas, así como Teresa Barrera.

El día 9 de Septiembre se celebra la Asamblea en la que son informados todos los comuneros de la existencia del yacimiento. Se acuerda organizar para el día siguiente una expedición al sitio en la que participaremos todos los miembros del Centro Mallqui (donde ya estamos nosotros incluidos) así como el arqueólogo Manuel Malaver y sus ayudantes. La comunidad campesina pondrá a disposición de la expedición las acémilas necesarias para el transporte de personas y material. Serán en total quince caballerías y un nutrido grupo de comuneros. Así mismo, se establece en la asamblea que los comuneros y la ronda campesina establecerán turnos de vigilancia en el yacimiento para impedir el huaqueo y el deterioro del mismo.

El camino hasta el yacimiento es tremendamente fatigoso. Es posible acceder hasta un determinado lugar con las caballerías, pero después se precisa de porteo hasta un abrigo de roca donde instalamos el campamento base.

La llegada al yacimiento se realiza de manera muy dispersa. Para nuestra sorpresa, el acceso es relativamente sencillo, si bien un tanto expuesto debido a que hay que bordear por un estrecho paso que dificulta enormemente el avance. Pero no es un lugar inaccesible. Esperamos en el campamento base las indicaciones del arqueólogo Malaver para saber en qué consistirá nuestro trabajo. A su regreso nos informa que el yacimiento está totalmente huaqueado y que sólo quedan, más o menos intactos, los sarcófagos, aunque ciertamente hay bastantes en muy buen estado. Nos solicita que después del almuerzo, aunque él ya habrá marchado para San Gerónimo de nuevo, nos acerquemos al sitio arqueológico para intentar estudiar alguna manera de protección del lugar y hagamos alguna propuesta a las autoridades locales sobre cómo hacerlo. Al limpiar la vegetación todos los sarcófagos han quedado excesivamente expuestos a las condiciones meteorológicas. También nos comunica la posibilidad de explorar las cavidades que encontremos en las cercanías del lugar.

Cuadro de texto:

Así pues, por la tarde nos dirigimos hacia el sitio arqueológico. La primera dificultad para el acceso consiste en paso de una grieta que se sortea por unos palos colocados al efecto y que por el verdín que presentan parece que llevan mucho tiempo situados ahí.

Un poco más adelante, un paso a través de un abrigo en la roca de delicada travesía, nos ubica en el yacimiento.

Cuadro de texto:


La llegada al yacimiento no deja de ser un cúmulo de sentimientos contrapuestos. Por un lado resulta apasionante el lugar, donde encontramos y contabilizamos 23 sarcófagos. De otro, la decepción de constatar que nuevamente los huaqueros han llegado antes que nosotros. No encontramos ni un solo ceramio intacto y sólo nos han dejado algunos fragmentos muy deteriorados e incluso algunos de los sarcófagos han sido decapitados y abiertos para ver si contenían algo en su interior.

Hay tres repisas en las que se encuentran ubicados los sarcófagos. En la superior tenemos restos de tres sarcófagos ya decapitados, cuyas cabezas están en el suelo junto a ellos, bien colocadas.

Cuadro de texto:

En la parte baja, distinguimos dos alturas. En la más baja, se observan tres sarcófagos uno de ellos descabezado y la cabeza a su costado en el suelo. Sobre una roca aparecen otros cinco en bastante buen estado aunque presentan orificios que presumiblemente abrieron los huaqueros para mirar en su interior. Un poco más alto a la derecha, hay otros dos junto a los cuales distinguimos dos sarcófagos muy pequeñitos. A la misma altura pero colocados más a la izquierda distinguimos otros dos de tamaño grande justo detrás de los que están sobre la roca. Este conjunto de siete se ubican delante de lo que parece una construcción que deja detrás un abrigo de roca donde nos asomamos para constatar que está absolutamente vacío. Presumimos que los huaqueros se han llevado todo lo que contuviese el lugar ya que debía estar absolutamente intacto y bien protegido de las inclemencias meteorológicas. Escondidos tras las retamas, se asoman el resto de los sarcófagos.

Uno de los elementos más característicos de los sarcófagos encontrados, sin lugar a dudas, son sus pinturas. Estas son de gran calidad y están muy bien conservadas. Especialmente llamativos son los motivos del tronco y del cuello de los purumachus.

Cuadro de texto:

Otro de los elementos a destacar es la presencia de dos muy pequeños que ni siquiera podrían albergar el cuerpo de un bebé.


Cuadro de texto:

Siguiendo por la cornisa en la que se encuentra el abrigo de roca, justo por encima del lugar donde están los sarcófagos, vemos que el yacimiento es mucho más amplio aunque también está todo huaqueado. Sólo podemos encontrar una estructura circular de piedra y varios trozos fragmentados de cerámicas.

Estos restos cerámicos son bastante interesantes. Parece que su manufactura es chachapoyana, tosca y oscura. Pero algunos fragmentos están ricamente decorados. Y algunos otros presentan restos de pintura que recuerda a los fragmentos con motivos cajamarquinos que habíamos encontrado en la cueva de Vaquín, en la provincia de Luya, bastante cerca de donde nos encontramos ahora.

Otro elemento interesante a destacar es un pequeña obra de acondicionamiento de una pileta donde hay un manantial natural que se canalizó. Así mismo se observa un lugar donde presumiblemente se elaboró el barro con el que hacer los sarcófagos.

Cuadro de texto:

Al día siguiente buscamos bajo la gran repisa donde se encuentran los sarcófagos por si hubiese más restos en el contorno, pero tras descender con la cuerda unos diez metros, constatamos que ya no había más y que el yacimiento se limita a la zona donde están los purumachus y la cornisa que hay sobre ellos. De esta forma quedaba terminado nuestro trabajo en el lugar.

Propuestas de conservación e indicaciones para el turismo.

Una de las tareas que se nos habían encomendado era el proponer ideas para la conservación del sitio arqueológico. Sin embargo, el día 15 de Septiembre, vinieron a Leymebamba Annie Lisser Araujo y Edwin Guevara, juez de paz de San Gerónimo junto con otro comunero de la localidad con intención de visitar el museo. Estuvimos viendo la conveniencia de que fuese un arquitecto de los que trabajan en Kuelap con el arqueólogo Alfredo Narváez quien se encargara de hacer un proyecto de restauración más técnico que lo que nosotros podamos proponer, por lo que dejamos de trabajar en esa dirección.

En relación con el turismo sí abundamos en la necesidad de ir concienciando a la población en su atención. Así, por ejemplo, será tan necesario domar caballos para la monta como proveerse de sillas para ello. Los turistas no pueden ir como nosotros con aperos en las caballerías. Así mismo insistimos en la necesidad de no permitir que nadie entre al sitio arqueológico para evitar su deterioro, ni siquiera la prensa, habilitándose un mirador en un punto cercano para que pudieran ser vistos los restos de él. También hablamos de la posibilidad de llegada de espeleólogos que tendrían que ser acompañados por gente del lugar y que sería bueno que chequeasen sus equipos una vez salidos de las cavidades que visitaran.

 

El segundo grupo de Sarcófagos de San Gerónimo.

Antecedentes.

A principios de Julio de este año, la Doctora Sonia Guillén nos comenta la aparición de un nuevo grupo de Sarcófagos en la localidad de San Gerónimo, provincia de Bongorá, en el Departamento de Amazonas, República del Perú, y de la posibilidad de realizar un proyecto bajo las directrices del Ministerio de Cultura del Perú. A espera de los permisos pertinentes, la Doctora Guillén nos envía al lugar con el objetivo de hacer un primer registro fotográfico y estudiar las posibilidades de acceso y seguridad al yacimiento para las posibles tareas que después hayan de realizarse en el sitio arqueológico.

Ya en el año 2011, junto con el Arqueólogo Manuel Malavert, del Ministerio de Cultura en Chachapoyas, habíamos registrado otro grupo de sarcófagos en la misma localidad, por lo que teníamos un mínimo de conocimiento de sus autoridades y de la Comunidad Campesina. Como resultado de aquella primera aproximación, habíamos ofrecido a la Comunidad Campesina algunas directrices orientadas a la conservación del sitio.

Fruto de este conocimiento, pudimos contactar con la señorita Annie Lisser Araujo, trabajadora de la Fundación Tito&Sofia. Con ella coordinamos la posibilidad de trabajar en la zona y ajustamos nuestra llegada el 4 de Septiembre, pudiendo realizar los trabajos solicitados por la Doctora Guillén el día 5 y regresando a nuestro emplazamiento de Leymebamba el día 6.

Así pues, el día 4 nos encontramos con la Señorita Annie Lisser en la localidad de Pedro Ruiz y desde ahí llegamos a San Gerónimo. La Fundación nos proveyó del alojamiento en la casa que tiene en el municipio.

 

Los yacimientos de “El Tigre”.

Por lo que pudimos apreciar, en el lugar conocido como El Tigre, podríamos hablar de dos yacimientos bien diferenciados. El que nombramos como Sitio de las Chullpas y el que llamamos El Tigre 2 (dado que el anterior lugar encontrado en 2011, sería el de El Tigre 1). Entendemos que este nombre es provisional y queda sujeto a las determinaciones que en el futuro pueda tomar la Comunidad de Campesinos o la entidad pertinente que establezca la conveniencia de otro.

 

 

Sitio de las Chullpas.

Aunque no podríamos afirmar que se trate realmente de chullpas, denominamos así el sitio por estar enclavado en un lugar funerario. Se trata de una extensión de terreno de unos cincuenta metros de largo por un ancho de unos quince, al pie de un farallón de roca. En la parte alta del farallón, como a unos cinco o seis metros, se divisa una repisa que ha sido utilizada para colocar sarcófagos. Alguno de ellos ha sido derribado y se encuentra sobre el suelo muy deteriorado.

Cuadro de texto:    Sitio de las Chullpas

La encomienda que nosotros teníamos era el registro del yacimiento de los Sarcófagos del lugar denominado El Tigre, por lo que no nos detuvimos a hacer un registro exhaustivo de las construcciones que aparecían.

Cuadro de texto:    Casa circular con puertas y enfosque de adobe

No obstante, es preciso llamar la atención sobre el lugar porque sería conveniente que se pudiese estudiar más a fondo. En primer lugar una casa circular corta el paso del camino de acceso. Con unos cinco metros de diámetro, aproximadamente, presenta algunas de sus paredes aún en pie, luciendo su enfosque de adobe recubriendo piedras de no gran tamaño. En algunos puntos, el recubrimiento de adobe aún mantiene sus pinturas, fundamentalmente de un tono ocre. Destacan también lo que podrían ser puertas de acceso y hornacinas en varios puntos de la pared, una de gran tamaño y otras muy reducidas.

 

En los huecos de la roca al pie del farallón se observan restos humanos muy deteriorados.

Cuadro de texto:    Casas circulares. En la de la izquierda es donde apareció el cráneo


Un poco más adelante, otra pared otra vez enfoscada de adobe pero ahora con decoración de pintura blanca nos introduce en lo que parece otra casa circular. Junto a ella y adosadas a la pared, nos encontramos tres construcciones circulares que aún mantienen sus paredes entre unas alturas aproximadas de 0,5 y 2,00 metros de altura. Su diámetro no parece sobrepasar los dos metros. En el interior de una de ellas, encontramos un cráneo.

 

Cuadro de texto:    Cabezas de Purunmachos junto con otros restos textiles

Pasando junto a otras paredes de piedra y adobe que debían pertenecer a alguna de las casas circulares, encontramos los restos de fragmentos de purunmachos. Al menos dos cabezas son fácilmente reconocibles, así como algún fragmento mayor de cañas con adobe que debían haber compuesto algún sarcófago. Las cabezas, fácilmente reconocibles a pesar de su deterioro, son bien distintas. La de la izquierda presenta un tocado en el que vislumbra lo que podía ser una cabeza trofeo, o algo similar. Parece que su pintura era blanca. La de la derecha no tiene tocado, pero aún conserva una línea blanca en la frente a modo de cinta, y así mismo mantiene el dibujo de los ojos y pintura blanca alrededor de la nariz. Junto a ella encontramos un manojo de cuerdas textiles y shicras en muy mal estado.

Cuadro de texto:    Restos de textil


A su derecha, podemos encontrar fragmentos de tela que aunque destrozados por quienes los hayan manipulado, el resto que queda mantiene un estado de conservación impecable. Un pedazo de textil con dibujos llama la atención por su finura y por la flexibilidad que a simple vista aún conserva. También hay otros fragmentos de tela como de fardo.

 

Cuadro de texto:    Restos de cerámica, posiblemente de Cajamarca

Si bien a lo largo del yacimiento habíamos ido encontrando restos cerámicos de clara manufactura chachapoyas, en este lugar llama la atención un fragmento de cerámica de color blanquecino con pinturas negras y ocres. Fijándonos en los cortes de su ruptura apreciamos que el barro tiene un color blancuzco que nos recuerda a la cerámica de Cajamarca realizada con caolín, y que bien podría ser en esta ocasión también.

Fijando nuestra atención en la parte alta del farallón descubrimos que en una repisa superior hay construcciones e incluso los palos sin recubrir de barro de lo que podría haber sido otro purunmacho que no se habría llegado a terminar o que ha sido deteriorado por agentes climatológicos.

Cuadro de texto:    Detalle de trepanación con síntomas de cicatrización

Continuando un poco más adelante, encontramos un par de abrigos de roca donde hay numerosos huesos humanos. En el primero de ellos, llama la atención un cráneo que presenta lo que parece una trepanación en la parte derecha el frontal, la cual parece que ha seguido un largo proceso de cicatrización. Aunque se encuentra muy deteriorado, por la forma de las cuencas oculares y la prominencia supra orbital, podríamos estar ante un varón adulto con un fuerte golpe en la frente.

 

 

Reflexiones en torno al Sitio de las Chullpas.

La ubicación de la ciudadela donde se halla el sitio de las Chullpas de San Gerónimo, se encuentra en lo que en la antigüedad correspondía al territorio de los Luya. Una de las características de este pueblo eran los enterramientos en sarcófagos, lo que puede hacer creer, erróneamente, que no utilizaban chullpas. Sin embargo, las evidencias nos hablan de que esto no era así, y que si bien utilizaban los sarcófagos, esto no quiere decir que no utilizasen otro tipo de enterramientos como lo evidencian, por ejemplo, los de Revash o los de La Ciudad de los Muertos.

De esta forma, podemos entender la presencia en el yacimiento de tres tipos de enterramientos clásicos entre los Luya: las chullpas, los sarcófagos (en un alero más alto de la misma roca) y los enterramientos en cuevas. El Sitio de las Chullpas supone un complejo funerario que abarcaría las tres modalidades de entierro.

Por los escritos de las Crónicas sabemos que los Chachapoyas, en el sentido amplio que debiera incluir también a los Luya, tenían la costumbre de enterrar a sus curacas y notables en enterramientos vistosos y especiales, posiblemente en sarcófagos de caña y barro con forma antropomorfa, mientras que los la gente más sencilla era enterrada en tierra. Quizás por nuestra comprensión actual de lo que son los enterramientos en la tierra, pensamos directamente en excavar una fosa donde enterrar los restos. Sin embargo, la evidencia de los enterramientos en cuevas nos hace pensar que es posible que esta referencia al enterramiento dentro de la tierra se haga precisamente vinculado al tema de las cuevas o de los abrigos, más o menos profundos que encontramos en numerosos farallones. En el sitio de las chullpas, y a la espera de que sea posible en algún momento una excavación arqueológica, se evidencia, una vez más este tipo de enterramientos tan común en todo el eje del Utcubamba de norte a sur.

Es digno de mencionar también la presencia de los textiles. A nuestro juicio sería imprescindible poder realizar cuanto antes una actuación de rescate de tales materiales ya que por su precariedad podrían desaparecer y perderse para siempre. El tejido decorado con distintos motivos de color rojo sobre el fondo de la tela, nos recuerda mucho a los vestigios encontrados en la Laguna de los Cóndores y nos evidencian la habilidad en su manufactura en todo el territorio de los antiguos Chachapoyas.

La presencia de la presunta cerámica de Cajamarca también nos pone el sitio en relación con otros hallazgos de este mismo tipo de cerámica en otros yacimientos. Se evidencia, por tanto, la presencia de enseres traídos desde el otro lado del Marañón ya sea por razones comerciales o por la presencia de cajamarquinos en la región.

No menos interés presenta el cráneo trepanado y cicatrizado en parte. Klaus Koschmieder ha evidenciado en varias ocasiones la presencia de este tipo de cicatriz quirúrgica en el territorio de los Luya y los Chillao. Ahora tenemos una evidencia más de este tipo de habilidad que en mano de Cieza nos habla de la habilidad ‘curandera' de todo este pueblo, y que se evidencia de norte a sur, también, en el territorio del valle del Utcubamba.

 

Los sarcófagos de El Tigre 2.

Nuestra encomienda era realizar el registro fotográfico del sitio de los sarcófagos, por lo que pudimos prestar mucha más atención y detalle a este lugar, aún a tenor de que sólo disponíamos de un día para poder realizar nuestro trabajo.

Un grupo de escolares, acompañados por uno de los maestros del pueblo de San Gerónimo, habían querido llegar al lugar de los Sarcófagos de El Tigre 1 y se perdieron en la espesura del bosque. En un momento determinado encontraron un cráneo en el suelo y buscaron un árbol para poder subirse a él y escudriñar la parte más alta a ver si conseguían ver de dónde había caído. Así encontraron un yacimiento que aparecía en la prensa como de once sarcófagos de los típicos enterramientos de los Luya. Subiendo por un fino árbol, consiguieron auparse hasta la repisa donde se encontraban los sarcófagos, pero afortunadamente no disturbaron el sitio, poniendo el hallazgo en conocimiento de las autoridades.

Nuestra primera tarea fue la de asegurar el sitio para poder realizar los trabajos de registro, colocando para ello varios anclajes fijos (spit) donde instalamos un pasamanos en la zona más alejada de los sarcófagos para evitar dañarlos. Se colocaron tres cuerdas de manera que pudiésemos trabajar en las repisas tres espeleólogos a la vez. Al final del pasamanos se instaló otra cuerda de bajada para no complicar nuestro trabajo en la pared y en las repisas

.Cuadro de texto:    Trabajando en las repisas

Una vez que accedimos a la cabecera del Yacimiento, constatamos que en realidad no había once sarcófagos, sino dieciséis, quince en pie y uno tumbado en el suelo. La sensación es que el yacimiento se encontraba intacto, aunque nos llamaba la atención la ausencia de cerámica. Para poder conocer más sobre los datos registrados del sitio arqueológico y de los sarcófagos, es preferible ir a la zona de descargas de las memorias y desde allí acceder a ellas junto con los anexos fotográficos que lo acompañan.

Reflexiones sobre el Yacimiento El Tigre 2.

El yacimiento parece claro que es un lugar de enterramiento de la antigua cultura de los Luya en lo que abarca la concepción de la Tradición Chachapoyas en su conjunto. Es un rico yacimiento por la cantidad de sarcófagos encontrados y sobre todo por su estado de conservación que en la mayor parte de los casos es muy alta.

Nos llamó sobremanera la atención la inexistencia de cerámica en el sitio. Esto podría ser debido bien a que se haya producido un huaqueo cuidadoso con los sarcófagos que no deterioró el sitio, o a que los ceramios se encuentren sepultados en el piso, ya que parece que en todo el yacimiento hay un claro aporte de tierra que en algunos casos llega a semienterrar alguno de los Purunmachos como es el caso de ET2/A-2-E.

Para evitar el acceso al lugar, se comunicó a las autoridades la conveniencia de talar dos árboles que facilitan su acceso, uno al principio y otro al final del yacimiento que suben desde la parte baja hasta la que es posible acceder a pie.

Para poder acceder con objeto de hacer las investigaciones pertinentes, hay que trepar hasta la repisa en una escalada algo expuesta y desde ahí volver a colocar las cuerdas del pasamanos que nosotros hicimos. El personal que nos acompañó, Jabier Farje y Eisten Adolfo Jáuregui, tienen los materiales necesarios para establecer la seguridad y los conocimientos suficientes como para realizar la instalación y asegurar a las personas que trabajen en la repisa.

Por último, señalar que desde el abrigo de roca desde el que se accede a la repisa de los sarcófagos, siguiendo junto al farallón unos 20 metros, se observó otro conjunto de construcciones que parecen ser chullpas y posiblemente algún enterramiento más. Sería necesario no dejar pasar este lugar por si pudiera tener más restos.

Cuadro de texto:    Yacimientos anexos al lugar de los sacrcófagos.

 

 

 


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