La actividad topográfica. Lo primero que tendremos que aprender a hacer será situar la cavidad que nos encontremos en un mapa. Esto es algo que debiéramos hacer siempre, ya que no sabemos muy bien por qué razón, las coordenadas que aparecen en las guías de cavidades, no siempre coinciden con la realidad. Por eso sería más que conveniente, contar con mapas de las zonas donde vayamos a explorar una cavidad y perder algunos minutos en situarla geográfica y topográficamente.
Cómo situar un punto en un mapa. Para poder situar una cavidad en un mapa, necesitamos reconocer el lugar teniendo también el mapa delante. Esto es importante, porque detalles que nos pueden ser útiles para marcar el rumbo pueden no aparecer reseñados en el mapa, y viceversa: un punto que en el mapa aparece como una clara referencia, no aparece igual en la realidad al estar tapado por un grupo de árboles o de piedras. Es por tanto, preciso, contar con el mapa y con la brújula in situ. Situados en la entrada misma de la cavidad, hay que elegir tres puntos de referencia, apuntar con la línea de puntería de la brújula (7) y anotar el rumbo. Una vez obtenidos los datos, habrá que esperar a poder realizar el trabajo de gabinete. Allí hemos de coger un papel cebolla y colocar el norte geográfico utilizando el norte del mismo papel. Ubicando un punto, se trata de dibujar los tres rumbos de referencia que hemos tomado en el terreno. Después se coloca el papel cebolla sobre el plano intentando hacer coincidir las líneas de los rumbos con los elementos tomados como referencia. Descubriremos que no coincide el norte geográfico con el norte del papel cebolla, debido a la desviación entre norte geográfico y norte magnético. El lugar donde convergen los tres rumbos marcados es el lugar de la cavidad en el mapa. |
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